El deseo está servido

El deseo está servido

En un lujoso hotel japonés coinciden dos historias de rabiosa actualidad. En la habitación 723 una joven, que aparentemente lo tiene todo, quiere suicidarse "por aburrimiento, por soledad", hasta que un acontecimiento fortuito cambiará su destino. 
Conocerá el amor de un joven muy distinto a ella, que le permitirá extraer su verdadero yo y enfrentarse con madurez a su novio de toda la vida.
En el cuarto de al lado, una distinguida señora, para escapar de la rutina de su matrimonio, prepara una fiesta privada con su amante, al que viene persiguiendo desde Badajoz una joven pastelera. La coincidencia de varios invitados masculinos crea un divertido enredo de malentendidos y personalidades, hasta que finalmente el orden se restaura en el hotel y cada uno regresa a su casa, dispuestos a luchar por ser felices, sin máscaras ni disfraces.
Así es la comedia; atenta con los fundamentos sociales, para cuestionarlos a través de la risa, pero los restaura después, en un nuevo orden. Sin embargo, la felicidad con que se encierra la fábula a menudo contiene amarguras o esconde inquietudes que los personajes y el público reprimen.
Dejémonos atrapar por la risa. Olvidémonos, aunque sea durante dos horas, de que la vida no responde a otra ley que la de soñar, sentir, querer...